viernes, 6 de marzo de 2009

Fase 2 - Previa de la jornada 2

Tras un mal comienzo de fase, los de la parte alta de Urretxu se desplazan a Donosti para jugar contra el S.T.L. Azkune. El rival es un desconocido, ya que en los dos años de vida de Gaintxu no se han enfrentado en ninguna ocasión. Si a esto le sumamos las bajas, no es dificil pensar en un encuentro sufrido y de bajo marcador. Sin embargo de todos es conocida la garra de este equipo, que seguro luchará hasta el final por hacerse con la victoria.

Y ahora la crónica social: Alio-olio, aventurero sin par, viajó la semana pasada a Marruecos para disfrutar de los bellos parajes norteafricanos. Todo iba como la seda hasta que un grupo de bereberes se fijó en su extraordinaria embergadura y, tras media hora de negociaciones, consiguieron canjearlo por un par de camellos, dos sacos de dátiles y una bolsa de una sustancia que dicen que produce risa floja. Toda una sorpresa para el Urretxuarra, que no esperaba que sus acompañantes lo abandonaran con unos desconocidos. "Yo valgo más que eso. Un par de cabras por lo menos", comentó tras su regreso.

Los días pasaron y Alio no se hacía a vivir en jaimas y beber té. Ni tampoco a la compañía de los camellos, que le mordían mientras dormía y encima trataban de "cubrirlo" cuando este se encontraba desprevenido. Y es que el amor no conoce límites... Harto de este trato, abandonó el campamento a la hora de la partida al tute y vagó varios días por el desierto. Las dunas de arena ralentizaban su avance, y el calor comenzó a debilitarlo. Llegado a un límite comenzó a tener visiones: un oasis de hormigón con palmeras de las que colgaban canastas, langostinos a la plancha, el Agente vestido con chandal de tactel, Bareño haciendo un tapón... todo muy raro. Incluso se le apareció Chumari alfaro, que le aconsejo beber su propia orina para hidratarse. En estado de shock, Alio hizo caso y pudo sacar fuerzas de flaqueza. La siguiente caminata, de duración desconocida, le llevó hasta una localidad donde fue atendido y pudo recuperarse.

La embajada de Aizpurutxo se puso en contacto con las autoridades marroquíes y en poco más de lo que canta un gallo Alio pudo volver a Urretxu y reencontrarse con los suyos. Esta semana no podrá jugar por encontrarse reunido con su dentista para que le quite el "raro sabor" que le ha quedado en la boca tras su aventura.

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